Una sonrisa suya me basta para que mi corazón se acelere y mis pensamientos se desdibujen.
Que sus manos me tomen por la cintura y me lleven hasta su cuerpo para sentirme protegida.
Sus labios rozando los míos es suficiente para que me sienta de cristal, tan débil y frágil.
Su presencia es lo único que necesito para que todo el mundo no parezca tan cruel.
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