Pensé en él y sentí una leve opresión sobre el pecho al recordar cada uno de nuestros momentos. Volví a leer una de sus cartas, en la que prometía siempre amarme, y la guardé para leerla en un futuro y sentir que aún estaba aquí. Me recosté y cerré los ojos para mirar su rostro nuevamente tan cerca del mío, aunque muchos pensamientos se cruzaron en mi mente, recordé que no me amó de ninguna manera.
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