jueves, 13 de noviembre de 2014


martes, 23 de septiembre de 2014

Quiero ser yo quien sostenga tu mano en el camino que recorras. Quiero que mis brazos sean los que te rodeen cuando necesites un abrazo. Quiero que mis besos sean los que callen tu boca cuando no paras de gritar. Quiero que mis ojos sean tu lugar favorito para perderte. Quiero que mi voz sea un consuelo cuando te sientas mal. Quiero ser la persona que te haga feliz el resto de tu vida.
Recuerdo la noche en que prometimos estar siempre juntos. Tú me abrazabas y yo besaba tu mejilla. Eran los mejores días de nuestras vidas. No existía nada más que nuestro amor. Pero a veces las cosas cambian. El tiempo y la distancia se interponen. Un cambio repentino entre nosotros. Un "perdóname" y un último adiós.

Solía creer en tus palabras cuando me decías que siempre estarías aquí. Estoy segura de que nunca quisiste lastimarme porque un día juraste que no lo harías. Pensé que eras diferente, tu sonrisa no mentía, pero comenzaste a comportarte distante, como si fuera el final de todo. Saliste por la puerta y te llevaste una parte de mí, aquella que solía creer en el amor. Ahora puedo ver que te arrepientes, pero aún así no volverás.

Tiempo atrás me enamoré de la persona perfecta. Esa clase de persona que te hace ver el mundo de una mejor manera. Que es la indicada para estar las tardes calurosas en un rincón de la casa devorando un bote de helado y acurrucados en la cama los días fríos. Que te convierte en una mejor persona, porque te muestra la felicidad, el amor, la tolerancia. Me enamoré de la persona perfecta, la indicada para romperme el corazón y perdonar cada uno de sus errores. Me enamoré de una persona que hoy ya no está conmigo.
Intenté olvidar a esa persona, pero fallé. Quería dejar de pensar en su sonrisa, y sólo conseguía recordarla con más fuerza. Quise que sus ojos ya no aparecieran en mis sueños, y sólo logré que los soñara más seguido. Quería dejar de amarle, pero sólo conseguí que su recuerdo doliera cada vez más. 
Las cosas que parecen perfectas duran poco y yo lo sabía, por eso entregué todo de mí para cuidar esa efímera felicidad. Sé que éste es el fin, por eso quiero agradecerte. Por haber tomado mi mano durante algún trayecto del camino, por no dejar que me hundiera en mis miedo, por enseñarme que la vida pone cosas en tu vida casualmente y te cambian por completo.